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Chad

Las perspectivas de crecimiento para el país anteriores a la pandemia eran favorables, con un crecimiento esperado del 5.5% en 2020 impulsado por el buen desempeño del grano, el algodón y la producción de petróleo, un superávit presupuestario del 2.2% del PIB y una reducción continua del déficit en cuenta corriente. Con la repentina desaceleración del crecimiento global vinculada al COVID-19 y la caída del precio del petróleo debido a la menor demanda global y el exceso de oferta resignarán a la economía a una recesión y obligará al gobierno a tomar decisiones presupuestarias drásticas, quienes ya anticipan que el impacto de la pandemia en la economía del país será fuerte y que el déficit presupuestario alcanzará su récord. Mas allá de la disminución de los precios del petróleo, las medidas restrictivas de movimiento y la caída general de la actividad conducirán a una caída en el crecimiento y el deterioro de las cuentas públicas y externas. Después del crecimiento experimentado en 2019 que alcanzó el 2.4% del PIB, se prevé que para 2020 se contraiga entre un 0.1% y un 2.2% en el peor de los casos. El déficit presupuestario se estima en un 0.7% y el déficit por cuenta corriente en un 12.9%, aproximadamente el doble que en 2019.

Como miembro del CEMAC (Comunidad Económica y Monetaria de África Central), el Chad es parte interesada en la estrategia regional lanzada en 2017 para corregir los desequilibrios fiscales y externos de todos los países de la región. Con un potencial significativo para la tierra cultivable y el ganado, la agricultura representa casi el 35% del PIB y emplea aproximadamente al 80% de la población. En 2018, el gobierno aprobó un proyecto de ley sobre agricultura para apoyar el desarrollo de la cadena de valor. Esto atrajo inversores extranjeros, en especial el Grupo Olam, para revitalizar el sector del algodón e implementar iniciativas para promover las exportaciones de ganado y carne. Por otro lado, el país está contribuyendo a la infraestructura regional con carreteras, interconexión eléctrica, preservación de la cuenca del lago Chad y una red troncal de internet, entre otras.

En relación con el sector exterior, con datos de 2018 los principales proveedores del país fueron China, Emiratos Árabes y Francia, cuyos productos importados fueron maquinaria, maquinaria eléctrica, combustible y productos químicos y farmacéuticos, principalmente. La lista de clientes la encabezaron India, Estados Unidos y Holanda. Después del petróleo, que constituye cerca del 90% de las exportaciones, el país exporta piedras preciosas, gomas y resinas y semillas oleaginosas.

A pesar de las perspectivas, el país todavía enfrenta riesgos que empeoran las perspectivas, como la gran dependencia del petróleo, que representa aproximadamente el 79% de los ingresos de exportación, un entorno comercial poco atractivo, pobreza endémica, alto desempleo, presión demográfica, una alta exposición a los efectos del cambio climático, inestabilidad política y preocupaciones de seguridad.

El gobierno del país fue rápido en la toma de medidas ante el COVID-19, pues se implementaron según aparecieron los primeros casos en los países vecinos de Camerún y Nigeria. Desarrolló un plan de respuesta inicial y estableció una unidad de vigilancia y seguridad sanitaria, y posteriormente con la aceleración de la pandemia se amplió el presupuesto inicial.

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No existe oficina comercial del ICEX en Chad, por lo que aquellos que estén interesados en invertir deberán dirigirse a la Oficina Económica y Comercial de la Embajada Española en Lagos.

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Fuente: ICEX y Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación