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La tragedia de Melilla pone en apuros a Marruecos ante los países de África subsahariana
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Señala a Argelia como la causante

La tragedia de Melilla pone en apuros a Marruecos ante los países de África subsahariana

La embajada marroquí en España acusa a Argelia de no controlar su frontera occidental y de propiciar la concentración de inmigrantes subsaharianos junto a la ciudad autónoma española

Foto: Vista de una zapatilla reventada por uno de los inmigrantes. (EFE/Paqui Sánchez)
Vista de una zapatilla reventada por uno de los inmigrantes. (EFE/Paqui Sánchez)
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No solo los gobiernos de países democráticos como España se enfrentan a problemas cuando en su frontera fallecen decenas de inmigrantes irregulares que tratan a la fuerza de cruzarla, como sucedió el viernes ante la verja de Melilla. También aquellos como Marruecos, que figuran en mal lugar en los índices de democracia que establecen 'The Economist' o Freedom House, pueden acabar teniendo apuros.

En España, el presidente Pedro Sánchez ha sido criticado por algunos de sus socios de coalición y parlamentarios y por un sinfín de ONG que consideran a su Gobierno parcialmente responsable de la tragedia de Melilla, en la que resultaron muertos 23 subsaharianos, según un balance oficial marroquí, que asociaciones de derechos humanos elevan hasta 37. Es el episodio más cruento de cuantos se han producido para entrar en Ceuta y Melilla desde que en 1996 y 1998, respectivamente, se levantaron las dos vallas.

Foto: Interior del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla. (Foto: J.G)

En Marruecos, prácticamente nadie ha puesto en la picota a las autoridades, excepto la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH), cuya sección de Nador, la ciudad pegada a Melilla, no ha dejado de subir vídeos a las redes, de denunciar en varios idiomas la “brutalidad” de las fuerzas de seguridad marroquíes y de exigir que se desarrolle una investigación independiente. Su reivindicación fue secundada por una cuarentena de ONG, muchas de ellas europeas.

La embajada de Marruecos en España rebatió todas estas acusaciones en un largo comunicado, remitido a Europa Press y Prensa Ibérica, en el que señala a Argelia como la causante de la concentración de inmigrantes en los alrededores de Melilla. “Los atacantes se infiltraron por la frontera con Argelia, aprovechando la deliberada laxitud del país en el control de sus fronteras con Marruecos”, indica el texto. Horas antes, el portavoz del Gobierno marroquí, Mustapha Baytas, y los principales partidos políticos habían entonado un discurso parecido. Abdel Rahim Shahid, portavoz del grupo parlamentario socialista en la Cámara de Representantes, no dudó en asegurar que la tragedia melillense es "un intento desesperado de las bandas de traficantes de seres humanos o procedentes del vecino oriental [Argelia] para golpear las estrechas relaciones entre los reinos de Marruecos y España".

Foto: Comentario de Sánchez en Twitter criticando la reacción de Rajoy a la muerte de 15 migrantes en Ceuta.

El presidente Sánchez acusó el sábado a “las mafias” de aprovecharse de los migrantes, una palabra que ha sido retomada por políticos y medios de comunicación marroquíes pese a que, detrás de los que saltan la valla, no hay ninguna organización criminal, según reconocen todos los informes policiales. Las llamadas 'mafias' sí existen en otras etapas y lugares de la inmigración irregular, pero en África no son tan poderosas como en América Latina, según la ONU.

Los aprietos de Marruecos tras la matanza a las puertas de Melilla están relacionados con la imagen que da el país en Europa y, sobre todo, en el continente africano, en el que aspira a jugar un creciente papel. El presidente de la Comisión de la Unión Africana, Moussa Faki Mahamat, arremetió el domingo en un comunicado contra “el trato violento y degradante a los migrantes africanos” y pidió la creación de una comisión de investigación independiente. El embajador de Kenia ante la ONU, Martin Kimani, deploró la “violencia letal” que padecieron los migrantes. Una retahíla de pequeñas ONG africanas, como la senegalesa Horizons sans Frontières (Horizontes sin Fronteras), denunciaron en las últimas horas “el genocidio” perpetrado a las puertas de Melilla.

Los tres países africanos (Kenia, Ghana y Gabón) miembros no permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU solicitaron incluso una reunión de este órgano para debatir sobre “la violencia mortal que padecieron los inmigrantes cuando trataban de entrar en España desde Marruecos”, según declaró el embajador Kimani a la agencia de prensa turca Anadoul.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, reúne a su comité de dirección. (EFE/PP/Diego Crespo)

Para apaciguar la ira de algunos africanos, los ministerios de Asuntos Exteriores e Interior marroquíes organizaron el domingo una sesión informativa para los embajadores de los países africanos acreditados en Rabat. Allí les mostraron vídeos en los que se ve a los subsaharianos recurrir a la violencia para poder saltar la valla y otros en los que aparecen los heridos —fueron unos 140— entre las fuerzas auxiliares (antidisturbios) y de la Gendarmería marroquíes. Les explicaron también que si perdieron la vida no fue a causa de la represión policial, sino porque cayeron de la verja y fueron aplastados por una avalancha humana.

A la salida de la reunión, algunos embajadores parecieron convencidos por las explicaciones recibidas cuando fueron entrevistados por las televisiones marroquíes. “Elogiamos la gestión migratoria de Marruecos, una tarea difícil cuando hay que enfrentarse a personas armadas y dispuestas a saltarse el orden establecido”, declaró, por ejemplo, Silver Aboubacar Minko-Mr-Nseme, embajador de Gabón.

“El modo de operar de los migrantes ha cambiado”, repetía, por su parte, Mahamadou Youssouf, embajador de Camerún. “Ellos están provistos de porras artesanales, de palos, de cuchillos y demás armas blancas”, añadía.

Horas después, el Ministerio del Interior marroquí distribuyó a la prensa afín imágenes de los palos, cadenas y cuchillos empleados por los inmigrantes, así como un par de vídeos con las ambulancias recogiendo a heridos entre agentes de las fuerzas del orden.

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Desde hace unos años, los subsaharianos recurren a la violencia en el momento preciso de saltar la valla. Han llegado a la conclusión de que si actúan así se incrementan sus posibilidades de entrar en Melilla o en Ceuta. Una vez dentro, no suelen plantear problemas de orden público, según atestiguan desde hace años los sucesivos informes policiales. Para impedirles saltar, las fuerzas de seguridad marroquíes les habrían llegado a disparar a los pies, según afirmó un inmigrante sudanés en un vídeo colgado el lunes en YouTube. Algunos indicios apuntan a que una mayoría de 'sin papeles' eran sudaneses, algo que no suele ser habitual. Helena Maleno, que dirige la ONG Caminando Fronteras, asegura, por su parte, que hubo heridos agonizando en el suelo, junto a la valla, sin que nadie les socorriese.

Ni Marruecos ni tampoco España van a aceptar una investigación independiente, pero en otro gesto para mitigar el impacto negativo sobre la imagen del país, el Consejo Nacional de Derechos Humanos marroquí anunció el lunes que llevaría a cabo una misión de “reconocimiento” allí donde se produjeron los hechos violentos. El consejo es un organismo oficial cuyo informe no pondrá en apuros a las autoridades de su país.

En otro intento de demostrar que en Marruecos rige la ley, 40 subsaharianos —entre ellos un menor— detenidos el viernes fueron llevados ayer lunes ante el fiscal del Tribunal de Apelación de Nador que, según la prensa local, les acusó de tráfico de seres humanos, secuestro de agente policial, incendio criminal y empleo de la violencia contra las fuerzas del orden. Otros 33 inmigrantes, acusados de delitos menores, fueron presentados ante el fiscal del Tribunal de Primera Instancia de la misma ciudad.

No solo los gobiernos de países democráticos como España se enfrentan a problemas cuando en su frontera fallecen decenas de inmigrantes irregulares que tratan a la fuerza de cruzarla, como sucedió el viernes ante la verja de Melilla. También aquellos como Marruecos, que figuran en mal lugar en los índices de democracia que establecen 'The Economist' o Freedom House, pueden acabar teniendo apuros.

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