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Sudán

Se prevé que el crecimiento del PIB se contraiga en un 7.2% para 2020 en el mejor de los casos, que podría llegar hasta el 8.9% si la pandemia se alarga. Se espera que el país se beneficie del aumento de los precios del oro, mientras que los bajos precios del petróleo reducirán los ingresos por importaciones. No obstante, estas ganancias serán compensadas por la demanda de importación de bienes de consumo y bienes intermedios, lo que aumentará el déficit comercial. Un déficit comercial sostenido y una reducción de las exportaciones del sector servicios a causa de un turismo débil ampliaría el déficit de la cuenta corriente entre un 14.9% y un 16.3% del PIB. Se espera que la disminución de los ingresos públicos y un mayor gasto para responder a la pandemia agraven el déficit fiscal en 2020 al 15.8%, en el mejor de los casos. La reducción esperada en la demanda interna se verá contrarrestada por las perturbaciones en las cadenas de suministro regionales y mundiales, aumentando la inflación en 2020 al 78.5% aproximadamente. En los últimos años, la inversión extranjera directa ha ido aumentando, dirigido principalmente a infraestructura, exploración de petróleo y gas y agroindustria. Sin embargo, ahora es probable que los inversores aplacen las decisiones de inversión en los sectores minero, petrolero y manufacturero, exacerbando la escasez de divisas y aumentando el desempleo y la desigualdad.

Con una nueva coalición gubernamental, antes de la llegada de la pandemia Sudán presentaba oportunidades sin explotar que podían revitalizar el crecimiento económico. Por ejemplo, más de la mitad de la tierra del país es agrícola, y tan solo entre el 15% y el 20% está siendo cultivada, lo que ofrece enormes oportunidades de inversión privada. La agricultura de regadío a gran escala tiene el potencial de crear empleo y aumentar el ingreso nacional y los ingresos en divisas. La agroindustria no alimentaria también puede acelerar el crecimiento desarrollando cadenas de valor que diversifiquen la economía para compensar la pérdida de ingresos petroleros. Para mejorar en este sector, el gobierno podría emprender reformas estructurales para facilitar el movimiento de la mano de obra de la agricultura de subsistencia a la industria y los servicios para acelerar el crecimiento de absorción de trabajo y reducir el desempleo.

En relación con el sector exterior, el país presenta un saldo comercial notablemente deficitario atribuible a la falta de industria manufacturera y de agricultura comercial, dependiendo así de las importaciones de alimentos, productos manufacturados y maquinaria. El oro es la principal exportación de Sudán y representa el 70% de las exportaciones de mercancías. Emiratos Árabes Unidos, China y Arabia Saudí encabezan la lista de clientes del país. En cuanto a los proveedores, destacan China, India y Emiratos Árabes.

El país presenta debilidades institucionales; el desempleo, la deuda externa, el cambio climático y la baja productividad laboral y de capital se encuentran entre los principales desafíos internos. La inestabilidad política también ha afectado al crecimiento, con el endurecimiento de las condiciones económicas como el aumento del coste del pan y el combustible y la escasez de efectivo. Además, se suma el bajo crecimiento de la productividad en la manufactura y la agricultura debido a la infraestructura inadecuada, la escasez de energía y un entorno macroeconómico desfavorable. El sector privado está limitado por el acceso a la financiación, una fuerza laboral poco cualificada y un marco legal y regulatorio inadecuado. En 2017, el levantamiento de las sanciones económicas y comerciales de Estados Unidos significó un avance en el diálogo sobre sanciones políticas y alivio de la deuda.

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Fuente: ICEX, African Economic Outlook y Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación